sábado, 25 de octubre de 2014

Un antes y un después

En mis cuarenta y tres otoños, tengo que reconocer que han sido muchas mis alegrías, sorpresas, asombros, locuras, esfuerzos, decepciones,  penas, bajones.

Espero poder seguir contando con todo eso, y más.
Igual que a lo largo de mi vida ha habido personas que conmigo han compartido muchos momentos, no siempre buenos, también las ha habido que se han quedado por el camino por muchos motivos.

Me he callado mucho. He pecado de hablar claro cuando me han tachado de soberbia, he quitado de enmedio a personas tóxicas que me hacían daño en mi vida rutinaria. Y desgraciadamente, de esas, no logro desembarazarme del todo.

¡Qué lástima no darse cuenta del daño que hacen!
¡Qué mala sangre para calentar oidos ajenos!
¡Qué desgraciados los que piensan que la lengua sirve para algo más que tragar!
¡Qué fácil es pudrir-se!

Corro, corro, para que no me salpique; pero mi impotencia se verá recompensada cuando el día de mañana se vean con lo que han sembrado. Maldad, soledad, mentiras, celos, rencor.
No me dan pena, ninguna pena. Hacen sufrir a los demás gratuitamente.
No me causan beneplácito, no se lo merecen. Indisponer a tanta gente tiene que causar mucho desgaste. Y no existen vitaminas que pongan a cero esa cabeza y esa lengua. Esa forma de actuar.

Espero que llegue el día en el que tengan que hacer examen de conciencia; y si llega, no van a salir del "Muy deficiente".
Ahora que empieza el curso, les propondría ir valorando tantas y tantas negatividades.

La vida es un bomerang, ¿y sabéis? todo vuelve.
Sólo espero estar para verlo.

Mariló M.Jaramillo

No hay comentarios:

Publicar un comentario