Siempre junto a mí, pendiente de mi tono de voz. De mis ademanes, de mis zapatos.
Sombra que me acompaña allá dónde pueda y quepa. Calor o frío suele venir sea como sea a mi lado.
Compañero de risas, juegos, lágrimas, abrazos, y de todo lo que podamos.
Cada vez que me miran tus ojos pienso en lo vulnerable que eres.
Cada ladrido que te escucho es de protección y miedo de que nos hagan algo malo.
Cada pisada juntos es una huella imborrable en nuestra corta vida.
Quisiera que me acompañaras en todo momento. Hasta el final de mis días.
Me gustaría despejar las dudas que tienen los humanos sobre la lealtad. Porque de eso, si que sabéis mucho.
Cada apariencia no es más que humo, y tú eres la ceniza que derrama mi cigarro. Esa que es real y que va seguida a la colilla.
Me siento dichosa de poder haber convivido con dos congéneres tuyos, y como era de esperar, se portaron mejor que muchas personas.
Hoy, no es que sea un día especial. Sólo me apetecía clamarle al mundo cuánto te quiero y lo feliz que somos juntos.
Hoy y siempre serás mi Jacko.
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