domingo, 22 de febrero de 2015

miércoles, 4 de febrero de 2015

Encubridor.


Atmósfera viciada, en la que respirar es contaminarse.
Cacique con esclavos, en tierras abandonadas.
Sufridor con máscara, en agosto y sin comparsas.
Tendero de verduras de buen aspecto por fuera, tóxicas y podridas por dentro.
Vela blanca encendida, en el altar de su monasterio.
Antídoto para un salubre,
mentalmente desequilibrado.
Siento lástima por mí,
al haberme tropezado sin saber;
con una persona tan ruin,
sin haberla buscado,
... habiendo confiado.
Qué futuro tan mísero y efímero;
qué vida tan larga te espera,
en la que puedas ir corrigiendo,
tantas y tantas condenas.
Desde el infierno que te auxilien,
y te guíen hasta su linde.
Que en el instante en el que llegues,
te condecoren como mal mereces.
Dejando muchos hilos por enredar,
aquí en el dulce y soluble paraíso;
que sin tu presencia gozaremos,
de armonía,
paz;
y hasta de limpio oxígeno.


lunes, 2 de febrero de 2015

No más condolencias.

Triste, solitario, desamparado,
lejos, perdido y aturdido.
¡Me parte el corazón, mi niño sentirte tan herido!

No voy a abandonarte.
seguiré aquí en la distancia;
creciendo mi amor hacia ti,
mi angustia, mi añoranza.

Me embestirás y asaltarás,
no por ello conseguirás que me rinda y con más coraje te defienda,
de esta pesadilla que ni tú ni yo,
debíamos de haber vivido jamás.

Instinto de protección.

¿Qué has hecho para recibir tanto? ¿tú?
¿Quién te eligió? ¿dónde estará escrito el desenlace?
¿Quizás en el destino? ¿cómo saber si para entonces, ya es tarde?
Guardo esperanza y deseo,
que tus tropiezos sean aprendizajes,
para que te reveles y luches,
por eso que anhelas y tejes.
Transformando las semillas en planta,
y la planta en una llamativa flor.
No dejando que corten tu tallo,
no dejando que te queme el sol.
Abriendo bien los pétalos,
para dejar entrar los rayos,
y lucir sin miedo a ningún horror.
Siendo hermosa y valiente,
bien arraigada, siendo fuerte;
para que ninguna corriente,
te desvíe y te agache la frente.
Siempre podrás intuir de manera anormal,
lo que a otros les cueste observar,
jugando a tu favor,
para no dejar que sirvas de cebo,
a ningún hambriento animal.