miércoles, 24 de diciembre de 2014

A cielo abierto.


Si el abismo se puede divisar desde arriba, no me quedo con ganas de perderme en él.


Anhelando la paz y dejando atrás el bullicio, que frenan mis ganas de aceptar la humanidad.


Y si por estar en lo alto dejo de percibir el olor a tierra mojada, me mantendré fuerte.


Si por anclarme al vacío pierdo la conciencia, dejadme disfrutar de la felicidad absurda de la nada.


Si por haber ascendido merezco un premio, que sea ese que a nadie le susurro.


Dejadme inhalar las nubes, ellas me alimentarán experimentando una atmósfera distinta.


Este es mi sitio, mi paraiso, mi reino.


No vengas aquí a molestar.

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