viernes, 8 de enero de 2016

Bajas presiones.

Tengo un paraguas que se moja por dentro,
los ojos difuminados de rímel;
y el pulso tembloroso.
Pierdo la cabeza con el despiste,
a sabiendas de no volver a encontrarla,
mirando el fondo del charco,
observando su profundidad.
Quizás llegó el momento,
saltar y mojarme,
o quedarme rezagada,
cobijarme y esperar.
Que pase la ira y la tormenta,
tomando tranquilamente café,
eso es lo que haré,
en este delicioso lugar.


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