jueves, 13 de agosto de 2015

Y se apaga... se olvida.


Con energía y emoción,
se enfrentaba a problemas,
sigiloso y voraz,
buscando la gran solución.

Arreglando su difícil entorno,
ayudaba a todo aquel que lo necesitaba,
con mucha ternura,
y sin aparentar enojo.

La fuerza lo presiona, lo abandona,
poco a poco;
cebándose día tras día,
transformándolo en loco,
en demente, perturbado, psicópata, chalado;
comiéndole terreno a la mente,
haciendo de él, un incompetente.

Senil sufrimiento el suyo,
que sin ser consciente de su martirio,
intenta mantener la calma, su honra.
Incluso el amor de los que siempre
había considerado su parte, su todo.

Triste ceguera la que lo ilumina,
dejando que piense y sienta,
que aquello que vive, lo alimenta,
lo mantiene, subsiste;
abriendo bien los ojos, 
hasta dulcemente 'perder la cabeza".



No hay comentarios:

Publicar un comentario